La mina y su sonido es un proyecto de LABoral, coordinado por José Manuel Costa en colaboración con Juanjo Palacios. en el marco de "Aprendiendo de las cuencas", proyecto de investigación y exposición de Zon-e coproducido por LABoral Centro de Arte y Creación Industrial y Banco Sabadell Herrero.
Colaboradores La mina y su sonido: Óscar de Avila, Mind Revolution, Daniel Romero y Edu Comelles

Después de que todos los colaboradores realizaran sus correspondientes trabajos de campo  y nos contaran a través de este blog algunos detalles de los procesos, vimos conveniente reunirnos todos los implicados en el proyecto para que nos explicaran las experiencias que tuvieron durante dichos trabajos y nos avanzaran como iban a enfocar la elaboración de las piezas.

Ante la dificultad de poder juntarnos todos un día, decidimos dividirlo en dos reuniones, una el 8 de Agosto y otra el 5 de septiembre.

A la primera reunión del 8 de Agosto asistieron José Manuel Costa -vía telefónica-, Juanjo Palacios, Lucía Arias, Edu Comelles, Eugenia Tejón y Ángel González (Mind Revolution), Nacho Ruiz y Patricia Villanueva.
José Manuel Costa hizo una pequeña exposición y a continuación Eugenia Tejón y Ángel González tomaron la palabra. Comentaron que fueron varios los días que estuvieron grabando en el entorno del Pozu Candín y que fueron tres los días que pudieron grabar dentro de sus instalaciones. Encontraron tres ambientes sonoros generales: los sonidos de la mina que esta en proceso de cierre, los de las viviendas sociales que están en el barrio de Vega, junto al Pozu   y los sonidos naturales. Nos dijeron que ya tenían la pieza muy avanzada y que se iba tratar de una especie de paseo sonoro a través de esos tres ambientes donde el agua, elemento dominante, será utilizado como hilo conductor 

Después fue Edu Comelles quien nos contó sus impresiones. Cuando nos planteamos el proyecto pensamos que era imprescindible contar con una persona que no fuera asturiana y no viviera en Asturias, para que se enfrentará  a este reto sin estar condicionado, como si lo estamos los que vinimos de cerca el día a día de la minería asturiana. Edu nos comentó que siempre estuvo acompañado por alguien del pozo, lo que provocó  que gran parte de sus grabaciones estén llenas de testimonios orales, algunos de ellos muy comprometidos. Nos habló de que el primer día tuvo la sensación de que eso se estaba acabando y por eso pensó poner el nombre de Réquiem a su pieza, pero que en los siguientes días pudo grabar la poca actividad que había en el Pozu Sotón y que además fue invitado a ir también al pozo María Luisa donde había mucha más actividad. Nos dijo que la idea que tenía para la pieza era comenzar con el sonido del carbón cayendo por las tolvas, de ahí pasar a todos los de los procesos de trabajo e ir decreciendo hacía el silencio.

Y para terminar la reunión hicimos un breve repaso sobre las necesidades expositivas: cartelas, integración de las piezas con el resto de la exposición, cuestiones relacionadas con el equipamiento técnico para las instalaciones sonoras, etc.

La segunda reunión fue el 5 de Septiembre. En esta ocasión los asistentes fueron: José Manuel Costa -vía telefónica-, Juanjo Palacios, Lucía Arias, Óscar de Avila, Daniel Romero y Nacho Ruiz
El objeto de esta reunión era que Óscar de Ávila y Daniel Romero, que no pudieron asistir a la reunión del 8 de Agosto, nos contaran sus experiencias durante el trabajos de campo y nos avanzaran la idea que tenían para la composición de la pieza.

Daniel Romero comentaba que la primera sensación que tuvo al visitar el Pozu San Fernando fue de que allí no había ningún sonido que predominase, que el ambiente era muy tranquilo y además no se oía nada relacionado con los humanos, pero si que en el entorno de Orillés y en el trayecto que va hasta el pozo encontró sonidos más definidos y que tenían una relación directa o indirecta con los humanos. (sonidos de cencerros, caballos, abejas…). Estos dos tipos de ambientes, deshumanizado y humanizado le crearon un conflicto a la hora plantear la composición de la pieza. Nos explicó que la base de la composición será el sonido del agua en el pozo, apoyada por los sonidos de la naturaleza que encontró en su entorno inmediato, y que no sabía si el principio de la pieza estará vinculado a los sonidos encontrados en el trayecto hacía el pozo y si el final de la pieza estará asociado a la vuelta desde el pozo a Orilles. Lo que si parecía tener claro es que en su pieza el silencio sería el hilo conductor. 

Óscar de Ávila condicionado por su bagaje en el mundo del sonido en el cine, planteó su trabajo de campo en Pozu Espinos como la búsqueda de unos protagonistas móviles o inmóviles que pudieran someterse a un guión. Su idea fue buscar una historia, teniendo en cuenta que el entorno sonoro del pozo era muy limitado (tráfico, río, ambiente de pueblo costumbrista y naturalista muy tranquilo…). La historia que se imaginó fue acompañar el viaje que hizo el carbón desde la la inmersión al pozo, hasta su transporte hacía una escombrera y luego hacía la transformación que sufre en ciertos lugares. Explicó que la composición de la pieza estará dividida en tres escenas: Inmersión, viaje y transformación. El reto de Óscar fue encontrar los sonidos que pudieran dar vida a esa historia.

Como colofón, Nacho Ruiz, comisario de la exposición Aprendiendo de las cuencas, hizo una pequeña reflexión sobre lo importante que ha sidol poder incorporar a la exposición un proyecto de paisajismo sonoro, que contribuya a dar una imagen de las cuencas lo más plural posible.